16.6.17

INAUGURACION PINTURAS Y PAPELES. CENTRO CULTURAL BORGES. 2017

El 15 de junio de 2017 fue inaugurada la muestra individual de Ezequiel Barakat. Pinturas y Papeles. La fuerza emotiva y estética de las más simples estructuras bàsicas. en la Sala 27 del Centro Cultural Borges. Viamonte 525 de la Ciudad de Buenos Aires. En la ocasión, acompañado de amigos, familia y amantes del arte, el artista presentó el catálogo de la muestra con textos de la curadora Blanca María Monzón un statement de artista.

La serie de obras que forman parte de este proyecto expositivo que se presenta en la Sala 27 del Centro Cultural Borges es el fruto de la estancia en diferentes ciudades en el curso de los últimos dos años, entre Buenos Aires, y algunos países de América Latina y  Europa,  en donde descubrí- en el accionar de un caminante que entiende al viaje como un ejercicio de autodescubrimiento- las infinitas posibilidades plásticas que se abrían en la contemplación de los elementos formales, tanto de la Naturaleza como de las urbes.
Muros, paredes, huecos, grietas y fisuras en portales, columnas, ventanas y techos, calles y cielos, bajo una mirada curiosa y estética, se convirtieron en impulsos y motivos para la creación abstracta, que es el estilo que profeso desde que me inicié en la pintura. Todo un conjunto de formas que se desplegaban como bocetos abstractos prestos a ser plasmados en la materia. Descubrí, así, que la inspiración que lleva a la creación de una imagen puede nacer de un estímulo visual, de una emoción, quizás de un sonido que transporta a una sensación determinada y también de los elementos que nutren la imaginación, hasta los más sencillos o inopinados: una mancha de humedad, una raspadura que deja ver ladrillos y maderas descompuestas en insondables tonos de siena tostada, en  las pinturas ajadas de las paredes que se resisten a ser cubiertas una y otra vez con el blanco mortal, y desnudan resquicios e intersticios por donde se cuela el arco iris.
En este sentido el proceso vital es el motor fundamental de las ideas, y en el caso del pintor o artista visual, su sensibilidad para transformar en imágenes lo que percibe en la vida diaria, en el mundo concreto o en su mundo espiritual. La inspiración se me figura un estímulo que impulsa al trabajo y a la acción y que es requisito para crear. Me atrae, sobre todo, el trabajo de desgaste y depuración que la propia naturaleza (o lo que de ella queda en el embate contra la urbe contemporánea altamente contaminada por la acción destructora del hombre) deja sobre los pilares de la ciudad. La infinita acción de la lluvia y el óxido sobre los muros; las placas superpuestas de empastes, grafitis, lenguajes crípticos, y colores que se resisten a morir, se entrelazan con formas rígidas y geométricas, en una danza de ritmos acelerados. Trabajo de capas sobre capas en donde raspo la materia quizás buscando el origen perdido o la esencias de las formas.  La ciudad en la pintura, me remite a ciertos pasajes donde se cuelan los entresijos de la vida urbana, de ciudades reales o también imaginarias: las calles, las ventanas, los túneles, los pasajes, los territorios de tránsito donde se combinan diferentes épocas que dan identidad multiforme a la vida urbana. Títulos tales como “Muros”, “Cruce de caminos”, “Tramas urbanas” y “Guía de viajero”, van encaminados hacia ese horizonte.
En el nudo de mi oficio como pintor considero que se hay una vector conductor, una especie de idea directriz: creo que existen innúmeras posibilidades de crear pero a partir de un conjunto definido de elementos que ya existen. Ello guía la labor de los collages, a modo de ejemplo, donde se me figura la creación artística como un re-ordenar materiales para lograr formas nuevas. Crear es re-crear; dar valor; reciclar. De ahí la enorme atracción que ejerce el papel artesanal, que aún deja ver impresiones de la vida natural: huellas, rastros y restos de lo que otrora fue una flor, una rama, un hoja; un árbol caído.
Algo de ello, trato de transmitir  en collages como “Progresión de simientes” y “Semilla/tallos/ramas”, de formas orgánicas redondas, ancladas en una atmosfera de tonos rojos, azul celestes y amarillos, que juegan con la idea de la difusión de contornos, la superación y entramado de límites que nunca son del todo definidos.
Mis patrones de trabajo apuntan a las capas; los empastes, la superposición de texturas, en el marco general de fondos monocromos o de dos o tres colores contrastantes; abundan los elementos geométricos más bien atenuados por las capas; la abstracción más o menos formal es el lenguaje con el que me identifico.
René Berger en su obra El conocimiento de la pintura afirma: “ante un muro desnudo, después de haber apreciado su extensión, el ojo permanece inerte. Pero si se rompe con huecos dispuestos a intervalos regulares, se despierta la atención” *.
Las atmosferas que deseo crear van en dirección a esa atención de la que habla Berger; de aquellos espectadores inquisitivos; los que se acercan demasiado al cuadro y -a veces superan las líneas blancas del suelo- para observar la factura de la obra; a preguntarse sobre mi oficio, a entender qué hay detrás de cada imagen creada; a imaginar mis manos manchadas de pigmentos, tratando de recrear una particular manera de ver el mundo.

*Berger, René. El conocimiento de la pintura, Aproximación al ritmo, p. 10. Editorial Noguer, Barcelona, 1976


Ezequiel Barakat, Buenos Aires, junio de 2017.