
©Ezequiel Barakat
Los círculos concentran la pureza del aire. Del aire nocturno que viene del Río, que es como el líquido amniótico en que se nutre la fuerza de la Gran Ciudad. La noche es silenciosa y negra e íntima. Una de esas noches que invita a perdonar.
Igual que los cangrejos
Jaime Sabines (fragmento)
" !Apiádate de mí!
Quiero pedir piedad a alguién.
Voy a pedir perdón al primero que encuentre.
Soy una piedra que rueda
porque la noche está inclinada y no se le ve el fin.
Me duele el estomago y el alma
y todo mi cuerpo está esperando con miedo
que una mano bondadosa me eche una sabana encima."
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