Sonidos revelados...ATENTO, ESCUCHA LA FORMA
"Es cierto que el abstraccionismo no es arte figurativo. Tampoco lo es la música o el atardecer."
Luis Quintanilla
Luis Quintanilla
El abstraccionismo de Ezequiel Barakat establece un pacto con el espectador que éste ha de adivinar tras la ventana de la obra. Se mira cómo el color que parecería llegado desde atrás , desde un "otro lado" imaginable del cuadro gracias al tratamiento translúcido-,danza ligero sobre el lienzo y si unas veces traza vectores o señala caminos, en otras se deja caer y reta las normas de la ortodoxia buscando el rumbo en puntos externos al cuadro mismo.
¿Dónde? No lo sabemos, Pero quizá en la Tierra de promisión, que asciende y tira hacia arriba, hacia esa promesa que - ¿está siempre lo promisorio hacia arriba?- espera en lo alto. Quizá en el Plano de viaje, donde el viaje mismo desaparece para perfilar el esquema, convertido en un destino persé. Ahora bien ¿en qué radicará, si es que lo hay, lo más concreto de tanto abstracto? ¿Cómo seguir por un camino que no pocos han evitado para volver y refugiarse de nuevo en el seno sémico del arte figurativo? ¿Cómo reinaugurar un concepto que quizá ya hubieron de clausurar Pollock, Kandisky, Saura, Wols, Jorn....
¿Dónde? No lo sabemos, Pero quizá en la Tierra de promisión, que asciende y tira hacia arriba, hacia esa promesa que - ¿está siempre lo promisorio hacia arriba?- espera en lo alto. Quizá en el Plano de viaje, donde el viaje mismo desaparece para perfilar el esquema, convertido en un destino persé. Ahora bien ¿en qué radicará, si es que lo hay, lo más concreto de tanto abstracto? ¿Cómo seguir por un camino que no pocos han evitado para volver y refugiarse de nuevo en el seno sémico del arte figurativo? ¿Cómo reinaugurar un concepto que quizá ya hubieron de clausurar Pollock, Kandisky, Saura, Wols, Jorn....
Luis Quintanilla ha escrito que " Es cierto que el abstraccionismo no es arte figurativo. Tampoco lo es la música o el atardecer. Lo que nadie puede discutir es que representa la etapa más avanzada en la evolución intelectual de la pintura."Con esto de "avanzado" Quintanilla se refiere por supuesto a la capacidad de síntesis del arte abstracto que en su negación de la forma es más fondo (sin figura) que nada: no le hace falta tener la imagen de cualquier ocurrencia para poder decirlo todo... claro, con su propio lenguaje. Esos son los sonidos revelados de Ezequiel Bakarat. Sonidos que en este mundo donde nada es lo que parece, suelen pues dimanar del color...
La pintura entonces se vuelve concepto y sensación, muy lejos ya de la anécdota. El pintor pone distancia de por medio entre lo terrestre y natural, y su trabajo. Más aún: todo lo tangible tiene que pasar antes por el tamiz de la idea, que a su vez, se "abstracciona" al traducirse al color y la forma.
Este recurso intuitivo, obediente al impulso y la imaginación tiene la respuesta a las interrogantes de hace unos momentos. Ezequiel Barakat ha optado por esta abrazar con rigor propio la búsqueda de este lenguaje sintético, traducirlo y transcribirlo.
Y en la resolución de problemas plásticos, Barakat enfrenta la organización distribuyendo cuerpos aislados que atraen hacia si la energía controlada de los lienzos. Sobre la tez verdeazul, verdeamarilla o siena de las obras, las líneas oscuras son protagónicas, y como teatralizando el proceso, crean la ilusión de deshacerse de la forma y hacerse fondo poco a poco, como si siempre estuvieran yendo... tal vez hacia el Descubrimiento de la naturaleza, quizá rumbo a los rastros/restos de un futuro que aún no ha sido, probablemente de vuelta, siempre de vuelta, como los Pasajeros en tránsito, como El Péndulo, que eternamente cae de nuevo en la misma dirección; como las Huellas de paso, que se pierden en el horizonte y son las silentes estelas de quien antes ya se retiró.
Es pues este camino hacia el disfrute de la abstracción y todo lo conceptual que de ella mane, el elegido por el joven pintor que es Ezequiel Barakat, un discípulo del sonido que sabe cobrar forma, un ejecutante de la forma que suele adquirir el sonido, para decantar sus miras, puntualmente, en el acierto de revelarlo.
María Teresa Mézquita Méndez.
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