20.2.15

"Las imágenes que Ezequiel Barakat articula en sus pinturas oscilan en un estado de tránsito entre la abstracción y la neofiguración. También, en una misma superficie, entre el espesor matérico y su contrario. Coherente con ello, el pulso emotivo de estos cuadros inclina suavemente su péndulo hacia cierta densidad drámatica. Hay telas monocromas- encendidas de rojo por ejemplo- en la que los núcleos formales son líneas negras o amarillas gestuales, como si en su apenas insinuada ferocidad deambularan sombras de sombras, huellas de una memoria nocturna. En otras obras el color se amplia: azules y verdes seductores, fondos rojizos, coloraturas claras, destellos de amarillos o espacios apretadamente oscuros. La influencia del neoexpresionismo alemán y de la transvanguardia italiana -tendencia ésta última que no por casualidad predominó en la Argentina durante los años ochenta- se percibe, no a la "page" en la producción de Barakat. Pero también está presente el recuerdo y la herida, de una historia. Algo de eso resuena en esa figura inerte, colocada en diagonal, como accionando una caída, sobre uno de sus cuadros. Hay, no obstante, cierta pulsión compensatoria hacia zonas no oscuras en el trabajo de este artista argentino que apuesta a la persistencia en la pintura y en la vida." 

Lelia Drigen, Crítica de Arte, México D.F.