"Las imágenes
que Ezequiel Barakat articula en sus pinturas oscilan en un estado de tránsito
entre la abstracción y la neofiguración. También, en una misma superficie,
entre el espesor matérico y su contrario. Coherente con
ello, el pulso emotivo de estos cuadros inclina suavemente su péndulo hacia
cierta densidad drámatica. Hay telas monocromas- encendidas de rojo por
ejemplo- en la que los núcleos formales son líneas negras o amarillas
gestuales, como si en su apenas insinuada ferocidad deambularan sombras de
sombras, huellas de una memoria nocturna. En otras obras el color se amplia:
azules y verdes seductores, fondos rojizos, coloraturas claras, destellos de
amarillos o espacios apretadamente oscuros. La influencia del neoexpresionismo
alemán y de la transvanguardia italiana -tendencia ésta última que no por
casualidad predominó en la Argentina durante los años ochenta- se percibe, no a
la "page" en la producción de Barakat. Pero también está presente
el recuerdo y la herida, de una historia. Algo de eso resuena en esa figura inerte,
colocada en diagonal, como accionando una caída, sobre uno de sus cuadros. Hay,
no obstante, cierta pulsión compensatoria hacia zonas no oscuras en el trabajo
de este artista argentino que apuesta a la persistencia en la pintura y en la
vida."
Lelia Drigen, Crítica de Arte, México D.F.