25.3.15

El sur a la luz del trópico La Galería CAF expone a tres artistas influenciados por el cielo venezolano.

JOSÉ G. MÁRQUEZ |  EL UNIVERSAL
martes 24 de marzo de 2015  08:32 AM
Aunque es el mismo sol y el mismo cielo, la iluminación es distinta. Esa es la lectura que ofrecen un argentino, un uruguayo y un chileno en la Galería CAF, desde la norteña capital venezolana, con las obras del Cono sur a la luz del trópico.

Ezequiel Barakat (Argentina), Germán Cabrera Traversoni (Uruguay) y Héctor Villalobos (Chile) exponen, cada uno con nueve piezas y la curadoría de la venezolana Mariela Provenzali, sus añoranzas y sus vivencias. Los tres son ciudadanos del mundo que hacen vida -y arte- en el país.

El título, entonces, cobra doble sentido: uno geográfico y uno metafórico, pues sus emociones más profundas también son puestas bajo la lupa.

"Es un destierre, que es más un desarraigo voluntario pero al mismo tiempo involuntario", comenta Provenzali sobre la exhibición, la primera del año, abierta hasta el 23 de mayo. "Entendí que estando afuera, cada uno mitifica e idealiza el estar acá. Y viceversa. Es una ambigüedad eterna. Son tres personas de la misma región, con geografías y culturas similares, separados apenas por líneas imaginarias. Aquí, la abstracción, la nueva figuración y el paisajismo geométrico son tres lenguajes que conversan".

La también arquitecto confiesa que se interesó en ver cómo la luz ejerce influencia en el trabajo de estos artistas, acostumbrados a otro cielo. "Algo que se nota más en la propuesta de Villalobos, que hace paisajismo de añoranza tejiendo con puntos para no perder el hilo de su vida, haciendo su propia geografía", dice.

Héctor Villalobos, chileno de nacimiento y venezolano por decisión, cambió el uso del color y las texturas de sus cuadros, iluminando sus trazos, desde que se estableció en Caracas en 1977. Incluyó en esta colectiva representaciones de paisajes venezolanos como Falcón (1997) y Bucare (2014).

Germán Cabrera Traversoni, por su parte, nació en Venezuela, se crió en Uruguay, luego regresó a su país natal, pero quiso en algún momento volver a vivir en el adoptivo. "Es decir, que el mío es un doble exilio", comenta el artista sobre lo que representa su obra, que contiene cinco acrílicos y una serie de cuatro esculturas de personajes erigidos en hierro usando máscaras, destacando la seductora El extranjero (2004).

Ezequiel Barakat llegó hace tres años a Venezuela como parte del cuerpo diplomático de Argentina. Desde el año pasado trabaja en un proyecto llamadoCaracas sinfonía urbana, pues siempre trata de anclar su obra al lugar en donde vive. 

"Veo a esta ciudad como ejemplo de modernidad trunca (a medias) de América Latina. Acá la luz es fuerte y lo reflejé en mis cuadros", indica el creador deRagtime en Caracas (2014), que considera a sus colegas y a él como "creyentes de que la pintura no está muerta y de la autonomía del arte".